lunes, 14 de septiembre de 2009

ARTICULO - LA REPUBLICA INDEPENDIENTE DE TU CASA

Me viene como anillo al dedo el lema promocional de una conocida cadena de distribución de muebles prefabricados para referirme a la pantomima celebrada en el municipio Catalán de Anreyns de Munt con el tema del referéndum sobre una hipotética independencia de Cataluña.
Desgraciadamente los promotores de esta lamentable chirigota no han visto completo el anuncio promocional y se les ha quedado en el tintero la segunda parte del eslogan, la que da sentido a la primera. “Donde caben dos, caben tres”.

Gracias a la impresionante cobertura de los medios de comunicación, hemos estado puntualmente informados de que en un pueblo de 8.023 habitantes censados, con 6.515 vecinos con derecho al voto, 2.671 han participado y de ellos, 2.569 lo han hecho en sentido afirmativo.
Como elemento generador de titulares en cualquier sentido y como excusa para justificar las má peregrinas teorías y doctrinas, el referéndum ha cumplido su función. ¿Que hubiera pasado si esa misma consulta se hubiera hecho en cualquier pueblo Extremeño, Castellano, Andaluz?

Afortunadamente todos loe medios de comunicación se apresuraban a aclarar que la consulta no era vinculante. Faltaría más que encima se convirtiera en una afrenta a uno de los principios básicos de la democracia y que poco menos de 3.000 personas tuvieran mayor capacidad de decisión que el resto de los 46.157.822 habitantes que éramos a principios de 2008.

Evidentemente el Alcalde de la población debió haber empezado el día con cava, puesto que la situación, dista mucho de ser una “fiesta de la democracia”, como se atrevió a calificarla, resultando mas bien un acto sectario y por descontado una falta de respeto a los que a duras penas seguimos creyendo en la democracia a pesar de las dificultades que nos ponen día a día agitadores sectarios populistas como el Excelentísimo Sr.

Si analizamos los datos con absoluta frialdad y absoluta imparcialidad, y dejándonos llevar por el juego que han montado estos Catalanes desocupados, la primera conclusión del resultado es que a los Catalanes (y no es un resultado vinculante) se la trae al pairo la independencia, tal y como demuestran los 3.946 habitantes de Arenys de Munt que dedicaron su domingo a actividades más placenteras que hacer de extras en un sainete independentista. Creo que ese es precisamente el titular. Los catalanes no coinciden con las doctrinas independentistas de algunos de sus dirigentes.

Afortunadamente, el 60% de los vecinos de Arenys de Munt, han demostrado tener mucho más criterio y responsabilidad que aquel que dice representarles. Ahora sería deseable que estos vecinos, se pusieran de acuerdo para elegir a un representante cuanto menos digno del nivel de la mayoría de sus vecinos.

Sería lógico que el Ministerio del Interior pase la factura de los gastos generados por la fracasada fiestera, y, desde luego, que dichos gastos no fueran a cargo de las arcas municipales, puesto que el 60% de los vecinos ha manifestado con su no participación, no estar de acuerdo con semejante acto. Dado que debe existir una copia del censo en el que se ha registrado la participación sugiero que se utilice ese documento para poder pasar a cada participante, la parte proporcional de los gastos ocasionados por su asistencia al evento. Entiendo que lo que yo haga durante mi tiempo de ocio no debe ser costeado por el resto de mis vecinos, y menos si es un acto en el que reniego de ellos, pero no de su dinero.

A nivel puramente jurídico, desconozco que calificación puede recibir una acto en el que se va en contra de la Constitución, que buena o mala, es la que tenemos y refrendamos todos los españoles en un referéndum de los de verdad que en nada se parece a este de la Srta. Pepis. No se si el tribunal Constitucional puede actuar de oficio, si la fiscalía o cual de los tentáculos de la maquinaria del estado, pero sería,cuanto menos interesante que se depurasen las responsabilidades de lo que supone una falta de respeto a los que cada día nos movemos según las reglas del juego y de la convivencia que nos marcamos en su momento.

Evidentemente el alcalde que debe representar a todos los vecinos hoy sabe que no cuenta con el apoyo del 60% de los que tienen derecho de elegirlo o no. Lo sensato y democrático, la “fiesta de la democracia” sería que hoy recogiera sus cosas de la alcaldía de su pueblo y se marchara, dejando de tomar el pelo a sus propios vecinos, pero no lo hará, porque para ello haría falta tener un mínimo de vergüenza, de la que al parecer carece, al permitir por acción y por omisión actos de enaltecimiento del terrorismo.

Por ultimo la pregunta de marras que no puede resultar más engañosa, tendenciosa y bolivariana.

“¿Esta usted de acuerdo con que Cataluña se convierta en un estado de derecho independiente, democrático y social integrado en la Unión Europea?”

Mayor vanidad y presunción no cabe. De ser así, Cataluña pasaría a ser el primer estado miembro de la Comunidad Europea designado por aclamación de su población, sin tener en cuenta que debe, como cualquier otro candidato, cumplir unos requisitos mínimos de convergencia económica, que a día de hoy y merced a la inyección de fondos, inversiones en infraestructuras y demás dádivas procedentes del estado español del que reniegan, simplemente no se pueden cuantificar.

En fin que de cundir el ejemplo, no tardarás cualquier pedanía de cualquier pueblo catalán en proclamarse miembro de la Comunidad Europea. No le va a sentar nada bien al resto de europeos que pasemos de 27 estados miembros a más de 46 millones de republicas independientes de nuestra casa.

Lo importante, a pesar de los esfuerzos teatrales de algunos, sigue siendo que “Donde caben dos, caben tres”

jueves, 13 de agosto de 2009

RELATO - PARA QUE SIRVEN LOS PARQUES INFANTILES

Por Jose Ramon Campoamor Urendes

Siempre pensé que un momento así transcurriría en una oscura y ventosa tarde de otoño, con el cielo gris amenazando lluvia, pero no, era mediodía de uno de los días más calurosos del verano. Por eso el parque infantil estaba desierto, bueno, por eso y porque era casi hora de comer. Sabia que de forma semiinconsciente mis pasos me traerían aquí, y así fue. Trate de acomodarme como pude bajo la sombra del único árbol que había en el parque. Bajo sus hojas la temperatura era más agradable, así que me senté en el suelo, deje a un lado el periódico que llevaba, apoyé la espalda en el tronco y cerré los ojos.

El parque infantil ya no era el parque infantil que conocimos. Si, seguía habiendo columpios y un tobogán, pero no eran nuestros columpios ni nuestro tobogán. Son columpios para niños de ciudad que vienen los fines de semana y juegan a las videoconsolas. Son columpios enclenques que no hubieran aguantado ni uno solo de los asaltos, batallas, abordajes, conquistas y viajes que tuvieron lugar en aquel mismo parque infantil, hace ya unos cuantos años.

Eramos una banda terrible, Mario, Salva, Javi y Quiquín, que según tengo entendido hoy dia es Don Enrique, notario nada menos. ¡Quien se lo iba a decir a Quiquín! Con lo liante que era cuando eramos pequeños. Pintasen como pintasen las cosas, Quiquín acababa saliendose con la suya y siempre terminábamos jugando a lo que el quería.

Recuerdo todas y cada una de las caídas que he tenido en este parque. Ahí justo debajo de los columpios me deje una rodilla completamente pelada por intentar saltar más lejos que nadie. El mejor era Mario. Parecía que había nacido sin miedo en el cuerpo y nunca pensaba las cosas dos veces. Cogía todo el impulso que podía balanceando el columpio y se soltaba en un vuelo estratosférico, para aterrizar unos metros mas allá del columpio. Se levantaba y se sacudía el polvo del pantalón como diciendo “Ahi queda eso, el que pueda superarlo que lo intente”. Esa tarde lo intenté y además del golpe en la rodilla me llevé un buen par de bofetadas de mi madre.

También jugábamos al “guá”. Llevábamos nuestras canicas que guardábamos como tesoros y contábamos una y otra vez, como un avaro, repasando sus beneficios. El suelo, antes, no tenia esa mullida alfombra de caucho y podíamos excavar huecos en el suelo a patadas usando la parte trasera del tacón de los zapatos. Un día se me rompió el tacón del zapato haciendo un “guá” y no me di cuenta hasta que llegue a casa y mi madre, sin mediar palabra, me dio una de sus famosas bofetadas. Inmediatamente miré mi ropa, y caí en la cuenta del zapato. No hacían falta más explicaciones.

Ahora el parque me parece mucho mas pequeño a pesar de que no han variado sus dimensiones. Apenas me bastarían unas zancadas para recorrerlo de lado a lado. En aquella época era lo suficientemente grande como para mantenernos corriendo unas cuantas horas. Si no querías jugar con los demás o te enfadabas con alguno de los chicos, bastaba con marcharse al otro extremo. Al exilio, allá, bien lejos, para que todo el mundo viera que estabas enfadado.

Era imposible que no recordase hoy a Mario. Inquieto, como un rabo de lagartija. Ha sido inevitable que me viniera a la memoria aquella tarde en la que solo alcanzamos a oir “!Escuchad, escuchad! ¡Me quereis hacer caso!”. Apenas pudimos oir la ultima palabra. Todos miramos hacia la pequeña baranda metálica que hacia las funciones de respaldo para los que se sentaban en el poyo de piedra y que separaba el parque de la calle de abajo, cuatro o cinco metros por debajo del nivel del parque. Solo alcanzamos a ver los pies de Mario en el aire. Todos sentimos como el tiempo se detenia y todo trasncurria despacio para que no perdieramos detalle, pero sin posibilidad de vuelta atrás. Salimos corriendo hacia la baranda y vimos a Mario tirado en el suelo, en una postura imposible. Ninguno de nosotros lloramos. Solo nos mirábamos como si hubieramos visto algo que los niños no deben ver.

Pasó mucho tiempo hasta que volvimos al parque infantil. De golpe, mientras Mario caía por la baranda dejamos de ser niños. Creo que solo volvimos al parque infantil alguna noche a escondidas a fumar un cigarrillo.

Era inevitable que viniera, Javier. Nuestros hijos hoy día no son capaces de comprender que ha sido para nosotros este parque infantil. Bueno, no este de mentiras, sino el nuestro. Con el paso de los años te das cuenta de que todo sigue siendo como cuando jugábamos en el parque infantil. Hay quien te hace bajar del columpio para subir él, hay quien empuja y hay con quien compartes la vida y la muerte.

Llevábamos tiempo sin vernos, pero sabes que todos estábamos pendientes unos de otros y nos manteníamos informados a través de los demás. Nunca me lo hubiera imaginado cuando esta mañana, como tantas otras oí las campanas tocar a muerto. “Es un hombre” me gritó mi mujer desde la cocina. Si, es un hombre. Después, en el mercado me enteré de que te había dado un infarto y habías caído de forma fulminante, como Mario.

Por eso no he podido evitar venir aquí después de despedirte en el cementerio, este es el único sitio donde podríamos volver a reunirnos todos. Esperaba encontrarme a alguno de los demás, no es tarde quizá dentro de un rato aparezca alguno.

La gente no sabe que los parques infantiles son para llorar a los niños que se marchan antes de tiempo.

lunes, 10 de agosto de 2009

OPINIÓN - SACRAMENTOS CIVILES

Por José Ramón Campoamor Urendes

Cuando era pequeño, la clase de religión era obligatoria según los planes de estudios de la época y una de las cosas que aprendí en ellas es que los Sacramentos son los ritos a través de los que la Iglesia administra la Gracia de Dios y que si mi memoria no me falla eran: El primero Bautismo, el segundo Confirmación, el tercero Penitencia, el cuarto Eucaristía, el quinto Unción de Enfermos, el sexto Orden Sacerdotal y el séptimo Matrimonio.
Nadie se escandaliza hoy día cuando hablamos de matrimonio civil a la unión de un hombre u una mujer que por cuestiones religiosas deciden no formalizar su relación de pareja a través del rito religioso. Al fin y al cabo el matrimonio, como en gran parte de las culturas, no deja de ser un contrato que regula una sociedad que se crea entre un hombre y una mujer. Un contrato que une haciendas familiares, territorios, incluso en algún momento de la historia, hasta el acceso al Papado.
Es cierto que cuando se inició la practica del matrimonio civil, la mentalidad de la época llevó a las personas a rechazarlo, porque mayoritariamente y gracias a la pátina de religiosidad que impregnaba todo hasta no hace más de 30 años, no se concebía un matrimonio que no estuviera bendecido por Dios. Simplemente no valía.
Todo esto a venido a mi memoria cuando he escuchado a dos mujeres de cierta edad comentar la reciente noticia sobre el bautismo civil de un niño en la localidad castellonense de Alcora, como consecuencia de la ceremonia realizada con anterioridad por una famosa y progresista miembro de nuestro firmamento de las artes escénicas.
Como ellas dicen, ese bautizo no vale. El niño seguirá siendo moro y ¿que pasara si se muere? ¿A donde irá? Tiempo al tiempo. No debemos escandalizarnos por la secularización de los ritos de la Iglesia Católica por parte de aquellos que se muestran públicamente contrarios a la fe y a la doctrina de la iglesia. Vienen a mi cabeza situaciones mucho más complicadas de digerir, ya no por mentalidades orientadas por las enseñanzas de la iglesia, sino para agnósticas mentes para las que la razón y la lógica son la única guía.
La Penitencia Civil existe casi desde que el hombre es hombre y en compañía de la autoridad competente, se le invita al pecador, por diversos medios, a confesar al juez los pecados cometidos contra la ley humana recogida en los códigos civiles y penales.
Puedo incluso comprender una ceremonia civil de confirmación en la que el muchacho o la muchacha, vestidos para la ocasión pronuncian un bonito discurso de defensa de la libertad y de los valores democráticos, al tiempo que públicamente anuncian su compromiso de difundir la democracia y trabajar en pro de los valores de la libertad y del estado de derecho.
Los sacramentos que me chirrían hasta ponerme de punta los pelos del cogote son la Orden Sacerdotal Civil, y la Eucaristía Civil, y no es que no vayan a llegar. De la misma forma que ha llegado el Bautismo Civil, aquellos que rechazan con energía todo lo que tiene que ver con nuestra cultura derivada del cristianismo occidental, idearán la forma de ordenar sacerdotes mediante una ceremonia a celebrar por alguien elegido por la voluntad popular y que en virtud de la representación de dicha soberanía tenga poder para facultar a las personas a oficiar los ritos religiosos.
El bautismo representa para los cristianos la fiesta de bienvenida de un nuevo miembro a la iglesia, y es por tanto un rito especifico de la comunidad Cristiana, del mismo modo que otras comunidades celebran ritos de iniciación para recibir a los nuevos miembros. ¿Se le ocurriría a alguien plantearse una circuncisión civil? Para aquellos secularistas contrarios a los ritos judíos, dejando rodar un poco la imaginación, no resultaría descabellado en virtud de la fiebre igualitaria de géneros, que por parte de determinado ministerio se favoreciesen las ceremonias civiles de ablación de clítoris para las mujeres, al tiempo que se condenan las que se realizan por motivos religiosos en diversos lugares del planeta.
Nuevamente la hipocresía que se ha venido enraizando profundamente en la sociedad provoca estos malabarismos ideológicos que no tienen otra función que la de mantener y si es posible potenciar un negocio que de desaparecer la práctica religiosa se vería abocado a una ruina irremisible. Y es que la ceremonia del bautismo, como las bodas y las comuniones , no sería lo mismo sin la suntuosidad de una vestimenta adecuada por parte de los protagonistas, flores, un banquete en el que mejor que sobre, no vayan a pensar que no podemos costearnos un banquete como Dios manda, regalos, Listas de boda, comunión y de bautizo.
El siguiente paso, una vez liberados de la mirada de Dios, como Adán y Eva frente al árbol de la ciencia del bien y del mal serán las ceremonias civiles de comunión, puesto que no se va a desaprovechar un negocio en el que cada familia gasta un promedio de 6.000 € en un acto de demostración publica de posición.
Y es que la doctrina cristiana es condenada por conservadora, pero ¡Están tan guapas vestidas de novia!
En Segorbe a 9 de Agosto de 2009

viernes, 7 de agosto de 2009

OPINION - ECOLOGIA Y CRISIS: ¿DONDE ESTA LA BOLITA?

Por Jose Ramon Campoamor Urendes

Las grandes superficies y empresas de distribución cuentan con departamentos cuya única misión es hacer florecer en todo su esplendor el comprador que todos llevamos dentro. Buscan la iluminación adecuada, el volumen y el contenido de la música ambiente, la distancia entre estanterías y expositores, donde se colocan determinados productos menos demandados, donde las ofertas y donde determinadas marcas. Parece ser que estos departamentos cumplen a la perfección con su cometido, hasta el punto de que han atravesado la delgada linea que separa la pasiva sugerencia subliminal de la activa propaganda conscientemente engañosa, y es que a la vista del nivel cultural medio de la población, favorecido por el sistema de elección de los que se valen de la excusa de la legitimación de la soberanía popular para tener acceso al poder, es difícil no dejarse llevar por la tentación de engañar a la masa soberana.

El ultimo descubrimiento de estos departamentos de modificación de la voluntad de la masa consumista ha sido que los plásticos tardan más de 400 años en ser eliminados por la naturaleza, lo que no deja de ser dramático desde el punto de vista medio ambiental y de inmediato nos sugiere un idílico paisaje literalmente forrado por bolsas de plástico durante casi medio milenio.

Lo sorprendente es que estos departamentos caigan en la cuenta precisamente ahora después de llevar años practicando el reciclaje en casa, cuando lo sabe hasta un niño de quinto de primaria, que es capaz de añadir todavía más información, diciendo que el papel en cambio tarda 100 años en desaparecer por completo.

Por este motivo tan loable de respeto y protección al medio ambiente, estas grandes empresas de distribución ya han anunciado que por el bien de nuestro planeta en un breve espacio de tiempo dejarán de facilitar bolsas de plástico para que nos llevemos la compra a casa. Va a ser un poco más complicado acarrear la cesta de la compra, pero todo sea por dejar a nuestros nietos, o a los que vivan dentro de 400 años un patrimonio natural más limpio.

Para ello deberemos ingeniárnoslas para encontrar una forma respetuosa con el medio ambiente para llevar a casa las bandejas de poliestireno expandido y tapado con una película de plástico que contiene el pollo troceado de diversas maneras, el embutido, la carne, etc. Los recipientes de plástico de diversos tamaños que contienen los hígados, aceitunas, verduras, salsas mayonesas. Las botellas de plástico de las botellas de refrescos, agua embotellada, que ademas de resultar infinitamente más cara es mas sana porque no contiene cloro como desinfectante. Los paquetes mal llamados “blister” (¿Para cuando una campaña de protección del castellano?) en la que se nos ofrecen desde bolígrafos a maquinillas de afeitar, tubos de pegamento, accesorios para mascotas y cualquier otra cosa que se nos ocurra. Las bolsas de plástico con los ingredientes de la ensalada troceados, las bandejas de plástico con la media docena o docena entera de manzanas, peras, tomates, las bandejitas de plástico con los 500 gr de judías verdes, incluso los melones y sandias a los que la naturaleza dota de un envase natural de alta resistencia, pero que ahora se venden por mitades, eso si, recubiertos por una delgada lamina de plástico transparente (que según sus propios departamentos de I+D+I tardará unos 400 años en desintegrarse y desaparecer en el medio natural.

Hay cadenas que han refinado un poco el sistema y te hacen creer que eliges los productos que buscas, pero todo lo que eliges lo depositas (por favor, hágalo con guantes de plástico, gracias) en una bolsa de plástico a la que una vez pesada se pegará la etiqueta con el precio y su código de barras.

Y es que no resulta rentable dejar que el cliente elija porque queda mucho destrio y la basura no produce beneficio. Así metido en una bandeja no queda más remedio que llevarse ese tomate o manzana que no termina de gustarnos, porque cada bandeja lleva su parte proporcional de desperdicio, o por llamarlo de otra manera producto que se encuentra en el limite de la calidad y que sería rechazado por la mayoria de los compradores.

Lo mismo ocurre si nos fijamos detalladamente en el contenido de las bolsas de ensalada cortada. Mucho trocitos los separaríamos si preparásemos la ensalada a partir de productos completamente frescos y seleccionados por nosotros.

Tampoco resulta rentable un cola de clientes, por muy ordenada y disciplinada que sea que charla animadamente con un par de amables dependientes mientras se les preparan unas cortadas de solomillo “del grosor del dedo, por favor”. Resulta incoherente que una empresa que dedica parte de su presupuesto a ver a que altura debe colocar los pimientos en conserva permita que sus empleados pasen el rato en animada charla con los clientes mientras les atienden. La solución ha sido salomónica, todas las cortadas iguales y en bandeja. Los dependientes han dejado de ser un factor limitante para incrementar la venta de cárnicos y al fin y al cabo basta con recordar al cliente que no tendrá la cortada que desea, pero no va a hacer cola (al menos en la carne).Ahora deben reponer bandejas, de esas de poliestireno tapadas con una película de plastico, a toda velocidad, porque el ritmo de venta de cárnicos se ha incrementado exponencialmente.

Así pues, como medida de protección del medio ambiente, las grandes superficies van a dejar de dar bolsas de plástico para permitirnos llevanos la compra a casa. La compra y toda la inmensa cantidad de residuos y envases con que van a seguir obsequiándonos por el mismo precio. Envases y plásticos que por lo visto no van a cumplir con su característica como plástico de perdurar en la naturaleza al menos 400 años.

No sería descabellado, que siendo coherentes con estas políticas de protección del medio ambiente promovidas tan altruistamente por las grandes cadenas de distribución, una vez realizada nuestra compra, y antes de acomodarla en los cestos y medios de transporte que a tal fin hubiésemos llevado, despojásemos los productos de sus envoltorios envases y contraenvases y los depositásemos en los centros comerciales para que fueran estas cadenas, de acuerdo con su compromiso medioambiental, las que procediesen al adecuado tratamiento de los residuos que nos hacen generar y es que desde la venta de los productos en bandeja y envase, el volumen de residuos producido por una familia media se ha multiplicado por 4.

Un de las reglas de oro del tratamiento de residuos es la reducción en origen. Regla que incumplen sistemáticamente estas grandes cadenas de distribución atiborrando nuestros cubos de basura de residuos que debemos clasificar en nuestra cocina. El bote a un cubo, la tapa a otro, la etiqueta a otro.

Me temo que la cuestión medioambiental queda muy lejos de las verdaderas razones que llevan a estas grandes empresas a eliminar un servicio que no están cobrando directamente y que si nos paramos a pensar en los millones de bolsas que se entregan al cabo del año, pueden suponer una partida interesante a la hora de incrementar el beneficio por la via de la reducción de costes. En plena crisis económica cuando el crecimiento de ingresos está más que comprometido, hay que reducir gastos de donde sea. Los expedientes de regulación de empleo han tenido su momento y ahora toca ir modificando poco a poco los hábitos de los clientes. ¿Para que seguir subvencionando y patrocinando las bolsas de basura si las pueden encontrar por un módico precio en nuestras estanterías? Tengamos en cuenta que ademas del coste de la propia bolsa tan dañina con el medio ambiente, hay que sumar el coste de la estampación del logotipo que identifica a la cadena de distribución, con el fin de que le hagamos propaganda gratuita allá por donde vayamos.

Es una lastima que los consumidores no pudiéramos unirnos para presentar una factura por el uso publicitario que hacen de nosotros cuando estampan su marca en las bolsas que nos regalan, porque de esta forma estas cadenas dispondrían de un nuevo capitulo de costes al que aplicar sus recortes ampliando más si cabe su margen de beneficio.

En Segorbe a 30 de Julio de 2.009

OPINION - INCENDIOS: LA CANCION DEL VERANO

Por José Ramón Campoamor Urendes

De hace unos años a esta parte los veranos ya no son lo que eran. A la amenaza de la desaparición de los chiringuitos y al descenso de británicos alcoholizados por las calles de las principales zonas de veraneo de playa hay que añadir la desaparición de la tradicional canción del verano. Seguro que si escuchamos alguna de aquellas canciones del verano, vienen a nuestra memoria días de calor abrasador en la playa con la familia, aquella chica que podría haber sido y no fue, aquel verano enterrado bajo un túmulo de libros y apuntes, el fastidio del calor y el picor de la inoportuna escayola, justo antes de las vacaciones.

Solo hay una cosa que no solo ha permanecido invariable, sino que ha venido tomando fuerza año tras año. Cada año, con los primeros calores fuertes del verano, llegan puntuales los incendios forestales. Al principio, la especulación urbanística y el presunto aprovechamiento de la madera de las diferentes especies de pinos, de los que solo arden la corteza y las copas, quedando la madera intacta y perfectamente utilizable para cualquier aprovechamiento. Ante esta situación se impusieron restricciones al uso de los terrenos y a la reutilización de la madera que quedaba tras el incendio.

A pesar de todo cada año, con puntualidad biológica, como las aves que vienen a pasar el verano desde latitudes más frías, los incendios forestales siguen visitando nuestras sierras, cada vez más protegidas y cada vez más singulares. Año tras año los motivos van evolucionando, desde los intereses puramente económicos, hasta las consecuencias de una enfermedad mental que ha pasado desapercibida y que se manifiesta como una desatada e incontrolable pasión por el fuego.

Año tras año las diferentes administraciones, quizá demasiadas para reaccionar de forma ágil ante las necesidades de los contribuyentes anuncian nuevos esfuerzos en la lucha contra los incendios forestales, y año tras año muestran su incapacidad para tomar la cabeza de carrera en una competición en la que perdemos todos, en la que el trofeo es dejar de perder nuestro patrimonio natural. Esta claro que un contrato hoy con una empresa de hidroaviones, que unos cuantos camiones de dudosa estabilidad y otras medidas de similar envergadura, no sirven de mucho a la hora de la verdad, salvo para levantar las suspicacias de los más clarividentes, que ven en esta nueva actividad un excusa mas para que continúen produciéndose nuevos incendios cada año, manteniendo el negocio derivado de su extinción, y por descontado, dar mil y un argumentos a los partidos en la oposición para criticar la nefasta política medioambiental del gobierno autonómico o central de turno.

Pero año tras año, coincidiendo con los días mas calurosos del verano, con los días en los que no es previsible que una tormenta de al traste con el espectáculo y en los que las condiciones climatológicas favorecen la propagación del fuego, asistimos al ritual del pánico y de la angustia. Del pánico de los que ven cómo este año les ha tocado la lotería del fuego y teme por que aquello por lo que han trabajado toda su vida desaparezca consumido por un fuego que nada tiene de purificador.

Ni las restricciones urbanísticas ni las económicas ni los contratos con empresas de hidroaviones, ni los eternos debates sobre las bondades de las políticas contra incendios de las diferentes administraciones son capaces de reducir la superficie que año tras año sufre el castigo del fuego destructor. En todo caso al drama del patrimonio natural desparecido debemos añadir el drama de las vidas humanas que perdemos cada año en la lucha contra los incendios.

No sería complicado evaluar el coste económico que suponen tanto los medios humanos como los equipos de extinción que cada año se movilizan en interminables jornadas de 24 horas para la extinción de los incendios. No debe resultar muy económico mantener un avión en el aire durante 16 horas seguidas.

Estaremos todos de acuerdo en que no podemos anticiparnos a la mente de un enfermo que siente tan siniestra atracción por el fuego. Cuando menos lo esperemos, preferiblemente de noche, el enfermo de turno dará rienda suelta a su fantasía para sentir una vez mas el torrente de endorfinas que le provoca contemplar como crece y se extiende el incendio. Paradójicamente la única solución al problema de los incendios forestales es la prevención. No tanto en cuanto a que se produzcan sino a que se extiendan con la rapidez y rotundidad con que lo hacen.

No hace más de 60 años, el azote de los incendios forestales no era tan severo como lo es en la actualidad, y sin embargo se desarrollaba mayor actividad en el monte, precisamente porque se hacía un mayo aprovechamiento del mismo. Durante esos años tanto la calefacción como algunos otros servicios dependían de combustibles como la leña o el serrín. La matanza del cerdo y otras actividades como la alfarería tradicional consumían importantes cantidades de monte bajo (aliagas) para alimentar hornos. Junto con el oficio de leñador coexistían el de carbonero que proveía de combustible “limpio” para las cocinas de la época. En definitiva, toda una actividad económica que se desarrollaba en el monte y que lo mantenía limpio.

Con el avance de la tecnología y el culto incondicional a la comodidad ante todo, esta actividad marginal cayó en el olvido. Nos hemos acostumbrado a pulsar un botón y que en cuestión de segundos disfrutemos de una temperatura adecuada, pero esta comodidad tiene sus contrapartidas. La mayoría de las veces inapreciables a simple vista que es como más nos gustan porque nos quita el engorroso trago de sentirnos culpables.

Después de los últimos incendios ocurridos no hace más de 5 días en la provincia de Castellón (da lo mismo la localización geográfica), he podido comprobar en primera persona que nuestros mayores, una vez más no andaban mal encaminados y que una vez más la experiencia, cualidad que como la de modelar un botijo o hacer un carbón que no produzca mucho humo esta en peligro de extinción, es la madre de la ciencia.

A todo el mundo sorprendió determinado comportamiento del fuego durante el incendio. Y es que cuesta creer que en una zona de monte bajo, una autovía y la propia vía del ferrocarril, no solo no sirvan de cortafuegos, sino que faciliten la propagación del fuego. He podido comprobar personalmente que el fuego en las proximidades de las zonas habitadas y en zonas de actividad humana (agricultura, obras publicas, etc) ha sido escrupulosamente selectivo en el camino a seguir. Así hay parcelas en las que el fuego no ha causado daño alguno, mientras que en las parcelas vecinas la destrucción ha sido total. El fuego ha tenido predilección por la parcelas abandonadas llenas de malas hierbas anuales extremadamente secas por los primeros calores del verano. Por las zonas forestales de difícil acceso en las que la maleza y el monte bajo hace años que crece sin control y que ciclo tras ciclo, va dejando su herencia en forma de combustible solido. El fuego ha tenido predilección por los taludes de la autovía. Tapizados de doradas gramíneas silvestres de nulo aprovechamiento económico y dudosa utilidad en cualquier otro sentido. Solo aquellos terrenos en los que la mano del hombre ha tenido la deferencia de eliminar la materia combustible se han salvado del efecto de las llamas y no por casualidad, sino porque no había nada que el fuego pudiera consumir. Se podría decir que de haber estado todas las parcelas y terrenos en las mismas condiciones el fuego habría terminado allí su destructiva andadura.

Pero no ha sido así, porque muchos propietarios particulares, municipales incuso el propio estado han dejado sus tareas por hacer, permitiendo que tanto los taludes de autovías, las pareclas de cultivo abandonadas, los terrenos forestales comunales, acumulen año tras año grandes cantidades de combustible a la espera de algún enfermo que desencadene todo el drama.

Parece que efectivamente la solución es puramente preventiva y que redundará en una mayor economía en la función correctiva, y esta prevención no es otra que la obligación de cada propietario de mantener sus parcelas en condiciones. De la misma forma que el propietario de un vehículo debe mantener su vehículo en unas condiciones mínimamente aceptables que se verifican mediante la correspondiente Inspección Técnica de Vehículos, el propietario de un terreno agrícola o forestal debe responder para que dicho terreno no suponga un riesgo y con la periodicidad adecuada, no superior a un año, de modo que las plantas anuales completen su ciclo, deberían proceder a la limpieza de dichas parcelas.

Un régimen puramente sancionador resultaría ineficaz puesto que muchas parcelas se encuentran a nombre de personas que han fallecido y supondría no mas que una lotería en la que se puede ganar o perder, mientras que el suelo continuaría acumulando material combustible.

Tampoco debe ser la administración la que corra con la totalidad de los costes de mantenimiento del medio forestal y agrícola, puesto que esa es la principal excusa para entablar litigios y pleitos cuya única finalidad es presentarse como inocentes ante una opinión pública que en la mayoría de los casos no sabe o no contesta.

Vivimos en una sociedad en la que la economía y sus indicadores mandan y se consideran como verdaderos actos de fe. Así pues es necesario implicar a los actores del teatro de la economía, que no son otros que las empresas de capital privado cuya actividad se centra en la prestación de servicios para la administración.

Una de las medidas que el gobierno de España ha puesto en marcha para tratar de reducir el impacto de la crisis económica sobre el sector de la construcción en forma de desempleo, ha sido permitir a los ayuntamientos incrementar su deuda con garantía del estado para la ejecución de obra publicas. Los ayuntamientos se han lanzado a la ejecución de obras de lavado de cara de aceras, parques públicos, adecuación de pasos para invidentes, cada ayuntamiento a su leal saber y entender y en función de los criterios estéticos y electorales de los mandatarios. Por desgracia hasta el momento no me consta que ninguna de las consecuencias de este conocido como Plan E haya sido la limpieza de un solo m2 de suelo forestal como medida de prevención de incendios en la próxima campaña de verano. Es cierto que se ve más un bordillo nuevo en la plaza del pueblo, o una mediana en una de las grandes vías, que una hectárea de monte limpio, pero nuestros políticos, esos que se empeñan en que creamos que gestionan nuestro dinero, deberían invertir también en lo que no se ve, pero que es necesario, quizá imprescindible.

Es necesario implicar a las empresas de servicios, que vean un nuevo motivo para mantener relaciones comerciales con sus clientes por excelencia que son las administraciones. La necesidad, que es mantener el monte limpio esta. El censo de usuarios existe en los catastros, con los datos fiscales de los propietarios de cada una de las parcelas. El servicio es bien sencillo mantener el monte, zonas agrícolas y áreas anexas a grandes obras publicas libres de material combustible de cara al verano, como ocurre con esas parcelas que se han salvado de los efectos del fuego.

En no mas de un año nuestros contratistas dispondrán de un catastro rustico actualizado. Cada propietario pagará una tasa aprobada por la administración en concepto de limpieza de suelos rustico. Se regularizará necesariamente la propiedad de la tierra. Se valorizarán toneladas de materia orgánica que en lugar de arder y favorecer la expansión de incendios forestales, serán incineradas de forma controlada y liberaran su energía en forma de Kwh que podrán revertir a la red eléctrica nacional. Se creará un buen numero de puestos de trabajo asociados al suelo rustico, como toda la vida y se reducirán los efectos de los incendios forestales, pero todo esto se le tiene que ocurrir a alguien.

En Segorbe a 28 de Julio de 2009