viernes, 7 de agosto de 2009

OPINION - ECOLOGIA Y CRISIS: ¿DONDE ESTA LA BOLITA?

Por Jose Ramon Campoamor Urendes

Las grandes superficies y empresas de distribución cuentan con departamentos cuya única misión es hacer florecer en todo su esplendor el comprador que todos llevamos dentro. Buscan la iluminación adecuada, el volumen y el contenido de la música ambiente, la distancia entre estanterías y expositores, donde se colocan determinados productos menos demandados, donde las ofertas y donde determinadas marcas. Parece ser que estos departamentos cumplen a la perfección con su cometido, hasta el punto de que han atravesado la delgada linea que separa la pasiva sugerencia subliminal de la activa propaganda conscientemente engañosa, y es que a la vista del nivel cultural medio de la población, favorecido por el sistema de elección de los que se valen de la excusa de la legitimación de la soberanía popular para tener acceso al poder, es difícil no dejarse llevar por la tentación de engañar a la masa soberana.

El ultimo descubrimiento de estos departamentos de modificación de la voluntad de la masa consumista ha sido que los plásticos tardan más de 400 años en ser eliminados por la naturaleza, lo que no deja de ser dramático desde el punto de vista medio ambiental y de inmediato nos sugiere un idílico paisaje literalmente forrado por bolsas de plástico durante casi medio milenio.

Lo sorprendente es que estos departamentos caigan en la cuenta precisamente ahora después de llevar años practicando el reciclaje en casa, cuando lo sabe hasta un niño de quinto de primaria, que es capaz de añadir todavía más información, diciendo que el papel en cambio tarda 100 años en desaparecer por completo.

Por este motivo tan loable de respeto y protección al medio ambiente, estas grandes empresas de distribución ya han anunciado que por el bien de nuestro planeta en un breve espacio de tiempo dejarán de facilitar bolsas de plástico para que nos llevemos la compra a casa. Va a ser un poco más complicado acarrear la cesta de la compra, pero todo sea por dejar a nuestros nietos, o a los que vivan dentro de 400 años un patrimonio natural más limpio.

Para ello deberemos ingeniárnoslas para encontrar una forma respetuosa con el medio ambiente para llevar a casa las bandejas de poliestireno expandido y tapado con una película de plástico que contiene el pollo troceado de diversas maneras, el embutido, la carne, etc. Los recipientes de plástico de diversos tamaños que contienen los hígados, aceitunas, verduras, salsas mayonesas. Las botellas de plástico de las botellas de refrescos, agua embotellada, que ademas de resultar infinitamente más cara es mas sana porque no contiene cloro como desinfectante. Los paquetes mal llamados “blister” (¿Para cuando una campaña de protección del castellano?) en la que se nos ofrecen desde bolígrafos a maquinillas de afeitar, tubos de pegamento, accesorios para mascotas y cualquier otra cosa que se nos ocurra. Las bolsas de plástico con los ingredientes de la ensalada troceados, las bandejas de plástico con la media docena o docena entera de manzanas, peras, tomates, las bandejitas de plástico con los 500 gr de judías verdes, incluso los melones y sandias a los que la naturaleza dota de un envase natural de alta resistencia, pero que ahora se venden por mitades, eso si, recubiertos por una delgada lamina de plástico transparente (que según sus propios departamentos de I+D+I tardará unos 400 años en desintegrarse y desaparecer en el medio natural.

Hay cadenas que han refinado un poco el sistema y te hacen creer que eliges los productos que buscas, pero todo lo que eliges lo depositas (por favor, hágalo con guantes de plástico, gracias) en una bolsa de plástico a la que una vez pesada se pegará la etiqueta con el precio y su código de barras.

Y es que no resulta rentable dejar que el cliente elija porque queda mucho destrio y la basura no produce beneficio. Así metido en una bandeja no queda más remedio que llevarse ese tomate o manzana que no termina de gustarnos, porque cada bandeja lleva su parte proporcional de desperdicio, o por llamarlo de otra manera producto que se encuentra en el limite de la calidad y que sería rechazado por la mayoria de los compradores.

Lo mismo ocurre si nos fijamos detalladamente en el contenido de las bolsas de ensalada cortada. Mucho trocitos los separaríamos si preparásemos la ensalada a partir de productos completamente frescos y seleccionados por nosotros.

Tampoco resulta rentable un cola de clientes, por muy ordenada y disciplinada que sea que charla animadamente con un par de amables dependientes mientras se les preparan unas cortadas de solomillo “del grosor del dedo, por favor”. Resulta incoherente que una empresa que dedica parte de su presupuesto a ver a que altura debe colocar los pimientos en conserva permita que sus empleados pasen el rato en animada charla con los clientes mientras les atienden. La solución ha sido salomónica, todas las cortadas iguales y en bandeja. Los dependientes han dejado de ser un factor limitante para incrementar la venta de cárnicos y al fin y al cabo basta con recordar al cliente que no tendrá la cortada que desea, pero no va a hacer cola (al menos en la carne).Ahora deben reponer bandejas, de esas de poliestireno tapadas con una película de plastico, a toda velocidad, porque el ritmo de venta de cárnicos se ha incrementado exponencialmente.

Así pues, como medida de protección del medio ambiente, las grandes superficies van a dejar de dar bolsas de plástico para permitirnos llevanos la compra a casa. La compra y toda la inmensa cantidad de residuos y envases con que van a seguir obsequiándonos por el mismo precio. Envases y plásticos que por lo visto no van a cumplir con su característica como plástico de perdurar en la naturaleza al menos 400 años.

No sería descabellado, que siendo coherentes con estas políticas de protección del medio ambiente promovidas tan altruistamente por las grandes cadenas de distribución, una vez realizada nuestra compra, y antes de acomodarla en los cestos y medios de transporte que a tal fin hubiésemos llevado, despojásemos los productos de sus envoltorios envases y contraenvases y los depositásemos en los centros comerciales para que fueran estas cadenas, de acuerdo con su compromiso medioambiental, las que procediesen al adecuado tratamiento de los residuos que nos hacen generar y es que desde la venta de los productos en bandeja y envase, el volumen de residuos producido por una familia media se ha multiplicado por 4.

Un de las reglas de oro del tratamiento de residuos es la reducción en origen. Regla que incumplen sistemáticamente estas grandes cadenas de distribución atiborrando nuestros cubos de basura de residuos que debemos clasificar en nuestra cocina. El bote a un cubo, la tapa a otro, la etiqueta a otro.

Me temo que la cuestión medioambiental queda muy lejos de las verdaderas razones que llevan a estas grandes empresas a eliminar un servicio que no están cobrando directamente y que si nos paramos a pensar en los millones de bolsas que se entregan al cabo del año, pueden suponer una partida interesante a la hora de incrementar el beneficio por la via de la reducción de costes. En plena crisis económica cuando el crecimiento de ingresos está más que comprometido, hay que reducir gastos de donde sea. Los expedientes de regulación de empleo han tenido su momento y ahora toca ir modificando poco a poco los hábitos de los clientes. ¿Para que seguir subvencionando y patrocinando las bolsas de basura si las pueden encontrar por un módico precio en nuestras estanterías? Tengamos en cuenta que ademas del coste de la propia bolsa tan dañina con el medio ambiente, hay que sumar el coste de la estampación del logotipo que identifica a la cadena de distribución, con el fin de que le hagamos propaganda gratuita allá por donde vayamos.

Es una lastima que los consumidores no pudiéramos unirnos para presentar una factura por el uso publicitario que hacen de nosotros cuando estampan su marca en las bolsas que nos regalan, porque de esta forma estas cadenas dispondrían de un nuevo capitulo de costes al que aplicar sus recortes ampliando más si cabe su margen de beneficio.

En Segorbe a 30 de Julio de 2.009

1 comentario:

  1. La discusión sobre este artículo daría para mucho.
    El gran error, según mi punto de vista, es dejar en manos de los ciudadanos algo que tendría que comenzar por las grandes empresas. El "ahorro" de envases tendría que iniciarse en origen, en el proceso de fabricación. En muchos países de Europa esto ya funciona así. Aquí, sin embargo, se nos llena el cubo de basura que destinamos a los envases casi diariamente...
    La mayor parte de todo ese plástico va a parar a los fondos marinos... como allí no lo vemos, la conciencia parece estar tranquila...
    Te recomiendo el documental "Home" sobre la belleza del planeta (creo que se puede ver completo en youtube y en googlevideos). Qué lástima lo que estamos haciendo con nuestro propio hogar...
    Saludos!

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